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lunes, 22 de agosto de 2016

Juan el de la torta sabrosa


Esta es la historia de un joven que todos los días cuando iba a su trabajo, pasaba frente a una pastelería donde siempre había en exhibición una torta de aspecto muy rico, se veía esponjosa y con mucha crema.

Su boca se le hacía agua y al mirarla pensó: "¡Hoy te compraré y te comeré torta sabrosa!". Así al regresar del trabajo entró al negocio con el dinero que ese día le habían pagado y con voz fuerte pidió: "Por favor, me vende mi torta sabrosa", pero cuando iba a pagar se dio cuenta que su torta era muy costosa y bajando su semblante respondió: "Ah, no imposible, hoy no la puedo comprar".


Así salió este joven con su cara de tristeza y con un gran deseo de comerse su torta sabrosa, pero con la fe que al día siguiente se la compraría ya que serían dos días de trabajo y estaba seguro que sí le alcanzaría. Lamentablemente ocurrió lo mismo que el día anterior.

A la mañana siguiente pasa de nuevo y viendo su torta deseada en aquella vitrina brillante y pulida, le repite: "¡Hoy te compraré y te comeré torta sabrosa!", pasó suspirando, dejando sus ojos en aquella rica torta cremosa. Al finalizar el día ya de regreso cantaba de gozo y llegó al negocio —ya los trabajadores y la encargada le esperaban y lo conocían como Juan el de la torta sabrosa— entró y pidió como todos los días su rica torta, pero su precio había superado lo ganado en cinco días de trabajo y sintiendo que perdía sus fuerzas exclamó: "Oh no, hoy tampoco te comeré mi torta sabrosa" y cuando se retiraba del negocio con un semblante triste y derrotado sintió una voz que le grita: "Juan, ven, entra, hoy te comerás tu torta sabrosa, esa que tanto anhelas, hoy se cumplirá tu deseo".

Juan  atónito al oír aquellas palabras de la encargada, le responde: "pero no tengo el dinero suficiente" y ella le contesta: "mira comete esta parte" y le da la crema; luego le pregunta: "¿qué te parece?", Juan le responde: "es más rica de lo que me imagine, ¡es tan fresca y dulce!". La encargada observándolo le dice: "Juan ya puedes ir contento a tu casa, ya te comiste tu torta sabrosa", pero éste le responde: "no, me falta comer el resto, el pan de la torta", y ella le explica: "¿Juan, entiendes porque Dios no permitió que te comieras la torta?, el pan de la torta no está fresco como la crema y si te la comieras, sufrirías un gran dolor de estomago que te mandaría al hospital". Así Juan salió del negocio dando gracias a Dios y cantando himnos de alabanzas, porque Él no lo permitió.



«¿A caso alguno de ustedes daría a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿O le daría una culebra cuando le pide un pescado? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡con cuánta mayor razón el Padre de ustedes que está en el Cielo, dará cosas buenas a los que las pidan!». (Mt 7, 9-11)




El padre nos dará lo que es para el bien de uno, el conoce todo y si algo que se pide en oración no te lo otorga, es porque Él sabe que no te conviene, por eso pidamos siempre bajo su voluntad, ya que el sabe dar a sus hijos y es un Padre amoroso.


Mary Jeanne Sánchez autora del libro Caina Libertad
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