“¡Oh mi Amada, ¿dónde te fuiste?”, están gritando todos tus hijos pues, gimen de dolor. ¿Dónde quedó tu aroma y tu color mi tierra bella?, que te vestías de belleza y de tanto amor te perdiste y ¡que dolor gritan hoy tus hijos! con lágrimas y mucho temor. ¿Dónde te fuiste?, dejando clavada en nuestro corazón esta angustia.
“¡Oh mi amada!”, la más bellas de todas las naciones. Así te corono mi gran Señor.
Si alguien la ve, díganle que todos sus hijos la están buscando, díganle que extrañamos su alegría, que ¿dónde se fue? que queremos encontrarla; vamos de allá para acá, la buscamos en sus mares, en sus ríos y también en sus montañas.
Me paré en sus médanos y allí no la encontré, me fui a los andes y me dijeron que nadie la ha visto, me detuve en sus valles y tampoco sabían de ella, seguí hasta el puente del lago pero el Catatumbo me gritó: “¡Aquí tampoco ha llegado!”, me fui a los llanos y allí todos clamaban de dolor y unidos me dijeron “¿dónde se fue nuestra amada, dónde se fue?, ¡que morimos de dolor!” Si alguien la ve, díganle que aquí están sus hijos esperando su regreso, que nos duele nuestra tierra.
Cuentan que su herida sangra, que alguien la robó, que le robó sus riquezas y que con engaños la conquistó.
“¡Oh mi amada!, ¿dónde estás?” gritan tus hijos gimiendo de dolor. Aquí están todos, desde el más grande al más pequeño, esperando tu regreso para entregarte tu lanza, Como símbolo del triunfador.
“¡Levántate mi amada, Levàntate"! que hoy te coronarás naciendo de nuevo y tus riachuelos se convertirán en ríos y el pan abundará en tu mesa”. Entonces tus hijos se vestirán de gloria al ver tu regreso de donde "Estabas perdìda”
Mary Jeanne Sánchez AUTORA
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